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miércoles, 11 de septiembre de 2013

COMO SE HACEN LOS PESTIÑOS, DULCE ANDALUZ

Los pestiños son uno de los dulces más tradicionales y ricos he comido nunca. Su sabor y forma son inconfundibles y pese a su nombre (un tanto galleguiño), son oriundos de Andalucía (también se elaboran en otras regiones como las Castillas). Yo aún no he tenido el gusto de poder prepararlos, los tengo en mi lista de pendientes, pero me han pasado una receta muy buena. Hace poquito pude probar unos que me trajo mi hermano y aunque no estaban recién hechos eran para empezar y no parar de comer. Son tan fáciles de hacer que seguro que antes de que termine el mes tendré una bandeja preparada.
Aunque suelen elaborarse para fechas señaladas como Navidad o Semana Santa, los puedes  encontrar todo el año en las pastelerías de Málaga entre otras localidades.



Vídeo receta paso a paso

INGREDIENTES 
  • HARINA DE TRIGO 1 Kg
  • 2 LIMONES
  • AJONJOLÍ (SEMILLA DE SÉSAMO)
  • MATALAHÚGA (ANÍS VERDE)
  • BICARBONATO
  • VINO BLANCO 1 VASO
  • ACEITE DE GIRASOL 1/2 L
  • ACEITE DE OLIVA SUAVE 1/2 L
  • AZÚCAR 
  • CANELA EN POLVO Y EN RAMA
Con estos ingredientes salen muuuuuchos pestiños. Si es la primera vez te aconsejo que los reduzcas a la mitad.

A COCINAR!!

1. Ponemos a calentar el aceite de oliva en una cazuela o cazo hondo. Pelamos los limones y nos quedamos con las pieles (no es ralladura de limón, es toda la piel). Cuando el aceite esté calentándose ponemos una cáscara, no hace falta que esté muy fuerte, no debe chisporrotear como si fueran croquetas. También añadimos una rama de canela. Consejo: para que la canela en rama te dure todo el año una vez abierta guárdala en un tarro de cristal. Añadimos dos cucharas de postre de matalahúga (anís en grano). Vamos a dejarlo así unos 5 minutos más o menos con cuidado de que no se queme la cáscara de limón.

2. Mientras, ponemos la harina tamizada en un bol grande. La mezclamos con el ajonjolí (unas cuatro cucharas rasas) y una cuchara de bicarbonato. Removemos y en el centro hacemos un agujero, es el "momento volcán". En ese agujero vamos a poner el vaso de vino blanco. Retiramos el aceite del fuego y le quitamos la cáscara del limón. Lo vertemos en el bol. Seguramente te hará un efecto como de burbujeo, el aceite debe estar recién sacado del fuego, no te asustes. Saldrá humo y se formará una espuma durante unos segundos. Hay que remover todo con una cuchara o espátula. Lo más rápido es usar las manos, pero con cuidado de no quemarte. La verdad es que no se pega nada y se puede amasar con facilidad.
Tened en cuenta que si la masa queda muy arinosa y no se compacta tendréis que añadir más aceite y vino hasta que tenga la consistencia que queremos.
No tienen que quedar grumos. La masa final será de color oscuro y muy manejable. La dejamos en el bol, le hacemos una cruz en el centro con un cuchillo y la dejamos reposar tapada con un trapo durante 20 minutos. Esto se hace para que suba un poco más. 

3. Pasado ese tiempo ya están listos para darles forma. Yo creo que de todo el proceso este es el más complicado porque se necesita un poco de arte o práctica. Pero como te sale masa para hacer muchos seguro que al final le coges el truco. Se trata de coger un trocito de masa, estirarla en forma de rectángulo o óvalo. De grosor como medio dedo (uno o dos centímetros), la cruzamos a lo largo como si cerrásemos una chaqueta con un botón presionando un poco para que se pegue un poquito más arriba que del centro. Así nos queda un extremo semicerrado y el otro abierto. No te van a quedar todos iguales no sufras. El tamaño es al gusto, hay quien los hace más grandes o más pequeños. 

4. Los vamos a freír en el aceite de girasol. Lo ponemos a calentar y también le añadimos la cascará del limón que nos quedaba y otra rama de canela. Lo dejamos unos minutos (debe estar a fuego medio alto), retiramos la canela, el limón y empezamos a freír. Ahora sí es una fritura normal, es decir debe burbujear bien. Para asegurarte que el aceite está en su punto échale un trocito de masa y cuando veas que comienza a freírse ya lo tienes listo. Mientras se fríen hay que darles la vuelta para que se doren por los dos lados. Los vamos secando y dejando en un plato con papel de cocina para que escurran el excedente de aceite. Puede pasar que al poner el pestiño en el aceite se te deshaga. Eso es porque no tiene suficiente harina. Añade más harina a la masa y no te pasará. Yo me volví loco la primera vez por ese fallo.

5. Ya solo queda ponerles el azúcar con canela. También hay quien los hace de miel. El azúcar y la canela en polvo se mezclan en un plato hondo, se coge el pestiño y se emborriza (reboza) en la mezcla. La proporción es un poco al gusto. Tienen que quedar bien cubiertos. Luego los ponemos en vertical sobre el plato para que con un par de golpecitos suelten el exceso de mezcla. Si fuera con miel solo tendríamos que ponerles un poco de miel por encima como si de sirope se tratara. 

PRESENTACIÓN 

Pues podemos poner un par de bandejas o platos, uno con miel y otro con azúcar y canela. Poco más hace falta para que los pestiños estén apetitosos. El aroma que desprenden es su mejor presentación.

¿QUÉ BEBEMOS?

Lo dulce siempre combina muy bien con lo amargo. El café sería lo más aconsejable. Pero si quieres tomar un vino dulce, anís o un licor de hiervas tampoco estaría mal En mi caso... café con leche, como siempre. 


ORIGEN

Es evidente que por los ingredientes podemos hablar de un dulce árabe. Con los años y tras la salida de los musulmanes nos quedaron sus tradiciones y sus dulces. La receta se refugió en muchos conventos donde hoy en día aun se prepara unos pestiños muy ricos. La tradición ha pasado de abuelos a nietos y hoy en día no podemos decir que sea un plato en peligro de extinción, sigue muy vivo y muy presente, por muchos años espero.

Ya tenemos nuestros pestiños preparados para comer. Veis que fácil y rápido? Si vais a prepararlos mandadme una foto y la pondré en una nueva sección en la que estoy trabajando.

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